lunes, 24 de septiembre de 2018

Desahogo -perdílacuenta- (Retomando)

La verdad que este año ha sido toda una prueba, por un lado me confirmó lo que siempre creí: cuando algo va muy bien es porque se va a joder, que no habrá forma. Así fue.

Lealtades estropeadas, algunos 'desajutes' de salud, familia sanguínea que deja ver su verdadero rostro y demás yerbas me han dado una buena tanda y esooooo que faltan 3 meses enteritico para acabar este año.

He llevado todo a mis límites, lo bueno y lo malo, pero me he llevado la conciencia de haber hecho todo lo que he querido, expresado todo lo que he sentido; lo he dado todo (y vamos por más!!!). La paz que da no dejarse nada guardado es algo insuperable.

Por años fui de las personas que intentaban mediar todo, buscarle solución pacífica a todo, buscarle la vuelta a todo y todxs sin tener que dañar, ni llegar a extremos, ni alejarse de personas, porque vivía bajo la falsa premisa de que todxs somos importantes, y todxs somos necesarios. Pero no es así.

No se puede vivir bajo esa paja mental cuando estamos en un mundo violento, que jode, que daña. Hay gente que hace daño (por hecho u omisión) con lo que dice, lo que piensa, lo que hace, y bailan todos allí: amigxs, parejas, familia, compañeros de trabajo, de clases, vecinos, el diablo, la puta que lo parió, jesus, los 12 apostoles (uté entendió). No sé por qué 'me cogí' con que hay que llevar la fiesta en paz y eso hice...

Me he levantado tantas veces de las cenizas, que una o 20 veces más no me van a debilitar. He sacado de adentro todas mis fuerzas para seguir a pesar de todo, aunque no tenga puta idea de cómo hacerlo. Busco la mejor forma de lidiar con tanto y agradezco a quienes están aquí conmigo a pesar de mí misma, y mi lengua malcriada.

Lo que importa es la realidad y hacerle frente a lo cotidiano, lo existencial a veces se pierde, lo dejo guardado.

Temo meterme en mí porque sé lo que hay: hay miedo con el que batallo cada día, hay consecuencias por pagar de un pasado (que algunxs llamamos karma) y también esa búsqueda de lo que aun no sé y me ha costado casi 33 años encontrar.

Aun no sé nada, y temo que siga corriendo y no encuentre la meta o la pared que me detenga y me diga 'mija devuélvete que te pasaste hace rato'.

Me he dejado romper tantas veces que ya no quedan pedazos para quebrar, y ya que no tengo nada más que perder, le doy con tó' a lo que venga.

No me queda de otra, seguir... y quien quiera que me caiga atrá' o venga a mi lado... No hay retorno.

Eso.


lunes, 9 de enero de 2017

Paso por la vida dejando resacas, deudas, dudas, cosas por hacer, arrepentimientos, frustraciones, rupturas... y así nos dicen que vale la pena vivir, que si no es suficiente nos inventemos 100 mentiras que sí vale la pena. Hay un empeño por mantenernos vivos, y el maldito 'para qué' no hace presencia.

No sé cual es el apuro con vivir en una sociedad que te juzga y jode si eres hombre o si eres mujer, si te gustan los hombres o te gustan las mujeres, si has tenido muchos hombres o has tenido muchas mujeres, si te gusta comer o si no lo haces, si eres muy creyente o eres muy ateo, si eres muy de derecha o muy de izquierda, si eres negrx,si eres haitianx, si eres gay, si eres muy trabajador/a o muy haragán/a.


sábado, 28 de marzo de 2015

Miedos

Tengo miedo que marques territorio en mi ombligo
y conquistes a Norte y Sur mi cuerpo
otra vez
como aquella vez,
como tantas veces...

martes, 19 de agosto de 2014

De juventudes (mi punto de vista)



Oye lo que te voy decir. Mi primera experiencia organizativa fuera de la escuela, fue en un grupo juvenil a través de una red de teatro barrial, con un alta contenido social y político en los socio-dramas que presentábamos en esquinas, placetas, escuelas, clubes y blah blah blah. Era lo mejor!! Pues no había más nada que hacer. El internet no se había masificado, y antes del teatro, nuestra libertad llegaba al borde de la acera: dar vueltas a la manzana = no cruzar las calles. El teatro, por ende, daba una dimensión más grande de nuestra limitada y cuadrada versión de la libertad en Villa Juana.

15 años después nuestros jóvenes no conocen la palabra limite, el mundo virtual transgrede el ya diminuto espacio material controlado por papá y mamá, o papá, o mamá, o abuela, o abuelo, o tíxs, o madrina, o padrino, o cualquier persona que asuma la crianza de lxs jóvenes.

No hay aburrimiento suficiente para que nuestrxs jóvenes se sientan llamados, como yo hace 15 años, a las mieles del teatro popular, de manera masiva y exitosa.

¿Por qué?

Somos juventudes distintas.

Aun estemos ambos grupos entre los rangos etarios de ley o de sentido común para ser considerados jóvenes, no podemos obviar el hecho de que cada grupo fue forjado en códigos de valores distintos, en condiciones socio-económicas, políticas y culturas diversas y distintas que dieron como producto distintos tipos de generaciones de jóvenes. Jóvenes todos, pero todos distintos, ¡y qué bueno!

Y así como distintos somos, hay algo que nos acerca y hace que una y otra juventud sean parecidas es ese amor feroz a la libertad y esa vocación temporal para el cambio.

Conocemos hasta el cansancio que las principales transformaciones que han sufrido las sociedades a lo largo de la historia, han tenido un alto contenido juvenil; y que entre las principales motivaciones que les ha llevado a emprender esas hazañas, y llamándolasestómago corazón, están la Paz, La Libertad y el Amor.
por los nombres que querramos: pan y paz, democracia, solidaridad y todas las palabras lindas que nos salen del fondo de nuestro

Sí, llámenme hippie e invítenme a Uruguay a fumar con Mujica...

Mi punto no era ese (aunque acepto la invitación)... El asunto es que (y esto va para quienes trabajan con jóvenes y tal vez no han alcanzado el nivel de locura y amor a lo que hago, que hoy ostento):


  1. No se puede organizar a los jóvenes en función a los mismos intereses que hace 15 años.
  2. Los jóvenes no son jóvenes por la edad, lo son por la condición de búsqueda del 'qué soy' y 'para qué existo' que va desde la adolescencia hasta que agotamos todos los recursos para seguir siendo mantenidos o seguir bajo el techo de quien nos cría (mamá, papá, bla bla bla).
  3. No estamos en los fokin 60 y 70, en que las ideologías en sí mismas movilizaban hasta al más vago de la raza humana.
  4. Los jóvenes no se organizan bajo un juramento, ni anclan su individualidad a unos símbolos y valores frívolos, eternos, totalmente desconectados a su realidad.
  5. Los jóvenes de hoy no se aferran a la continuidad de ser parte de algo por un tiempo extenso e indefinido en el tiempo.
  6. Los jóvenes de hoy hacen empatía con circunstancias que captan su interés en un espacio y tiempo que no lo determinamos ni tú ni yo, sino ellxs y el ritmo que se tome partiendo de ese hecho.
  7. Se capta la atención de los jóvenes en base a intereses, ideas concretas, acciones que garanticen beneficios individuales o colectivos.
  8. La cuestión hoy no es tener una gran membresía de miembros PARA QUEEEEEEEEE??. El reto hoy es lograr altos niveles de compromiso con acciones concretas. Llamar la atención de ellos pero con ellos, y elaborar juntos la idea del tipo de sociedad por el que cada uno estamos dispuestxs a trabajar.

Tal vez mis palabras salen del deseo profundo y pendiente de ver un movimiento juvenil activo, temerario, que cause urticaria a este podrido sistema. Y nos sobra buena voluntad, que nunca jamás será suficiente si no cambiamos nuestros métodos.

Este espacio, es mi trinchera desde la cual nuevamente vuelvo a lanzar mi voz... No para que me escuchen, sino para que cada uno, a su manera, levante la suya, y logremos la Libertad, Paz y Amor que hippiemente hablando, merece el mundo.


jueves, 18 de abril de 2013

Vainas mías... de adioses y sueños


Y fue así cómo acabó la historia. De pronto comenzaron a subir letritas y se me metieron por la blusa y me salieron por el escote, se me enredaron en mis greñas; logré tomar algunas con mis manos: d, s, u, l, z, a... no entendía nada. Hasta que tres enormes letras subieron, las cuales pude leer cuando me tiré al suelo. Decían F I N.

Y no entendía nada, pensé que estaba durmiendo y corrí hacia mi casa, hacia mi cama, para dormir y poder despertar de este extraño sueño, pero estaba muy agotada, y no sabía en qué puto sitio estaba. Olía a campo, a tierra, pero el ruido de los camiones me hacían comprender que no estaba tan lejos, pero sí lejos para ir a pié a casa.

Metí mi mano izquierda en el bolsillo de mi pantalón, y encontré cuatro letras: a, l, o, c; en el bolsillo derecho encontré una papeleta de 20, dos de 10 y una 'hall'. Caminé sin rumbo por largo rato, hasta que encontré una autopista. Poco duré en identificarla, estaba en la autopista Duarte, metros después de la entrada de Los Alcarrizos.

Nunca jamás había estado por ahí.. pero no sé, estaba asustada, inquieta, confundida... no sabía si era sueño, o era realidad, mucho menos la relación que tiene con el hecho de aquel fin, de la falta que me hacías en ese momento, y de lo mucho que me costó cerrar ese círculo a tu distancia lado.

Tomé un concho 22-28, de los que van Duarte, para quedarme en la Gómez y bajar a mi tan ansiada cama, a esta altura de la confusión. Al llegar a la Gómez, me recordé de tí; pensaba en las tantas veces que cruzamos esta calle, pensaba en los que venden flores con polvo, y en lo correcto o no de olvidarme de tí. Crucé, luego de dos coñazos a un Amet que no daba paso y me impedía cruzar. Llegué a un teléfono público y te llamé. Contestó tu madre.


Llegué a casa ya sin esperanzas de estar soñando. Tenía plena certeza de estar despierta, y completamente loca. No podía recordar cómo llegué a aquel sitio que paría letras. Lo único constante en ese mal rato, era tu recuerdo y aquel adiós inminente que en aquel momento no era capaz de dar.

Y una a una reviví las razones de esta decisión. Con alegría, con tristeza. Sin rencor, pero con una impotencia demoníaca por todo el tiempo que perdí, creyendo que eras real, y no una utopía que construiste para mí.

Y desperté sudando. Todo fue un sueño, menos el cruel final.